ENERO 2025
Más que construir universidades,
estamos transformando comunidades
Soy Leonardo Neve, arquitecto responsable del diseño arquitectónico del Programa de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJG). Desde el inicio de este proyecto, comprendí que no se trataba solo de levantar edificios. Este programa es, sin duda, el proyecto de autoconstrucción comunitaria educativa más grande del mundo, un modelo que ha demostrado cómo la arquitectura, cuando se diseña con las comunidades y no solo para ellas, puede convertirse en un verdadero motor de transformación social.


Desde 2018, hemos construido 202 sedes universitarias en toda la República Mexicana, con más de 62,775 estudiantes inscritos.












El reto de construir en todo el país: un modelo flexible y adaptable
Uno de los desafíos más grandes fue encontrar un modelo arquitectónico que pudiera replicarse en todo el país sin imponer un diseño único. México es un país con una diversidad bioclimática y cultural enorme: lo que funciona en una comunidad del sureste tropical no es viable en el árido norte, y lo que es útil en la montaña no se adapta al llano.
En lugar de diseñar un prototipo rígido, creamos una metodología basada en principios flexibles:
Diseño bioclimático adaptado a cada región
Considerando la orientación de los edificios, los vientos dominantes y la disponibilidad de recursos locales.
Uso de materiales de la zona
Como adobe, tabique, bambú o madera, que no solo reducen costos y tiempos de construcción, sino que también fortalecen la identidad local y generan empleo.
Sistemas de construcción participativa
Donde la comunidad se involucra desde la planeación hasta la ejecución, promoviendo el sentido de pertenencia y apropiación del espacio.
El éxito del programa radica en su capacidad de adaptación. Cada sede responde a las condiciones de su entorno y a las necesidades de su comunidad, demostrando que es posible hacer arquitectura de calidad sin depender de modelos industrializados ajenos al contexto local.
Módulos para clima seco


Módulos para clima tropical


Módulos para clima templado






La autoconstrucción comunitaria como herramienta de transformación
El verdadero corazón del proyecto es la autoconstrucción comunitaria. No se trata solo de edificar universidades, sino de empoderar a las comunidades a través de la construcción. En cada sede, las propias comunidades han sido protagonistas: han trabajado en la obra, han tomado decisiones sobre los materiales y los espacios, y han visto cómo su esfuerzo se materializa en una infraestructura que cambiará el futuro de sus hijos.
Este proceso no solo genera empleo y fortalece la economía local, sino que también transforma la manera en que las personas ven la arquitectura y el espacio público. En muchas comunidades, la construcción de la universidad ha sido la primera vez que los habitantes han participado en un proyecto de infraestructura de gran escala, y eso ha cambiado su percepción del entorno y de su capacidad para mejorarlo.
Recuerdo una comunidad en la que, al finalizar la construcción, uno de los trabajadores me dijo: “Nunca imaginé que yo mismo podría construir una universidad para mis hijos.” Ese es el verdadero impacto de este programa: no solo ofrece educación, sino que también fortalece la autoestima colectiva y genera un sentido de responsabilidad compartida.










Un modelo que se puede replicar en cualquier parte del mundo
El éxito de este programa radica en que no solo ha funcionado en México, sino que ha sentado un precedente que podría aplicarse en cualquier país con problemas de acceso a la educación superior.
El modelo de Universidades para el Bienestar ha demostrado que es posible construir infraestructura educativa con bajo costo, alta eficiencia y un impacto social profundo. Ha sido un laboratorio de innovación en arquitectura, combinando la sabiduría de las técnicas tradicionales con estrategias de sustentabilidad contemporáneas.
Cualquier país que enfrente desafíos similares puede adaptar este modelo a su contexto:
- Sistemas de autoconstrucción con participación comunitaria
- Diseño adaptable a cada región y cultura
- Uso de materiales y técnicas locales para reducir costos y tiempos de construcción
- Infraestructura que no solo sirva como escuela, sino como centro comunitario
Este proyecto nos ha enseñado que la arquitectura no debe imponer soluciones desde el escritorio, sino diseñarse con y para las personas. El impacto de estas universidades va más allá de lo educativo: están redefiniendo cómo las comunidades entienden su entorno, cómo participan en su desarrollo y cómo se apropian del espacio público.






El futuro de la arquitectura social
El Programa de Universidades para el Bienestar es, sin duda, el proyecto de autoconstrucción comunitaria educativa más grande del mundo. Pero su mayor logro no es solo su magnitud, sino la forma en que ha cambiado la vida de miles de personas.
Este modelo ha demostrado que la arquitectura puede ser una herramienta para cerrar brechas sociales, para generar empleo, para fortalecer identidades y para construir un futuro más equitativo. Como arquitecto, este proyecto me ha enseñado que nuestra labor va mucho más allá del diseño: se trata de escuchar, de entender, de facilitar procesos en los que las comunidades sean las protagonistas de su propio desarrollo.
Hemos construido más que universidades: hemos construido oportunidades, hemos construido comunidad, hemos construido dignidad. Y lo mejor de todo es que este modelo seguirá replicándose, llevando educación y transformación a cada rincón donde sea necesario.
Porque la arquitectura, cuando se hace con propósito y con la gente, no solo construye edificios, construye futuro.