

Mucha gente no lo sabe, pero además de ser arquitecto, también fui desarrollador inmobiliario. Empecé con una casa y terminé construyendo torres de departamentos.
Me tocó hacer lo que hoy hacen mis clientes: Proyecto, Comercialización , Financiamiento con bancos, Construcción, Permisos y trámites.
Y sí, cometí errores en todas las etapas. Por eso sé lo estresante y complejo que es llevar un desarrollo hasta entregar las últimas unidades. Esa experiencia me ayudó a diferenciarme de la mayoría de los arquitectos.
Para el blog de este mes, quise compartir con ustedes el proceso detrás del desarrollo de Piedra.
Piedra es un edificio de vivienda vertical que buscó, desde su concepción, evocar una geometría pulida que canalizara el flujo de energía entre la tierra y el cielo. La selección de una fachada de cristal reflectante fue clave para lograr esta intención, ya que responde activamente al contexto, reflejando su entorno y transformándose durante el día. Esto convierte al edificio en un elemento vivo, en constante diálogo con su ubicación.
El proyecto habitacional está diseñado para ofrecer una experiencia única a cada residente, con el objetivo de que cada departamento tenga su propia identidad. Por ello, las 30 unidades que conforman el conjunto son distintas entre sí: varían en superficie, forma, ubicación dentro del edificio y en sus características particulares. Esta personalización busca responder a usuarios que valoran la autenticidad y el diseño hecho a medida.


Proyecto Piedra por Cafeína Design
Desde un inicio, el perfil de comprador que buscamos fue principalmente el de jóvenes profesionistas interesados en establecerse en Cholula. Por lo tanto, uno de los ejes principales del proyecto fue fomentar una comunidad integrada, donde los vecinos no sólo cohabiten, sino que puedan convivir, colaborar e incluso entrar en procesos creativos compartidos. Para lograrlo, dispusimos las torres alrededor de un huerto urbano común, pensado como un espacio vivo donde los residentes pueden cultivar alimentos, generar vínculos y apropiarse del espacio desde lo cotidiano.
El programa arquitectónico se compone de tres torres ubicadas en paralelo, formando un perímetro que enmarca el jardín central. Cada torre fue diseñada como un volumen independiente, pero en constante diálogo con sus edificios vecinos, como si buscaran tocarse sin lograrlo del todo. Esta disposición genera un lenguaje arquitectónico que resalta la individualidad de cada torre, al mismo tiempo que las integra como parte de un sistema más amplio y coherente.

